Los principales problemas del fast fashion son dos: la contaminación ambiental y la explotación laboral.
La industria de la moda es la segunda más contaminante a nivel mundial, de hecho representa el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además la intensidad de consumo de agua es otro efecto negativo en el medioambiente (para la elaboración de un pantalón vaquero se emplean nada y nada menos que 10.000 litros de agua).
Por otro lado, los trabajos forzados que se llevan a cabo dentro de la industria textil arrojan cifras dramáticas, tales como que 40 millones de personas trabajan en condiciones de esclavitud y un 71% de ellas son mujeres. Y el primer mundo no ayuda a solucionar este grave problema, ya que llegamos a importar mil millones de prendas al año que han sido confeccionadas bajo condiciones de esclavitud (este término incluye matrimonios forzados, servidumbre por deudas o tráfico de mujeres y niños...).
¿Qué podemos hacer los inversores ASG para revertir esta situación? Te lo contamos en este vídeo:
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