Tradicionalmente, para dictaminar cuáles eran las mejores inversiones dentro de un conjunto de alternativas disponibles, se empleaban única y exclusivamente criterios financieros, reduciéndose en la práctica al análisis del binomio rentabilidad-riesgo. Al incluir en el proceso de toma de decisión factores Ambientales, Sociales y de buena Gobernanza (criterios ASG), adicionales a los criterios financieros, dio lugar a la creación de lo que hoy en día se conoce como Inversión Sostenible. De esta forma la Inversión Sostenible permite a los inversores la integración de variables no consideradas hasta el momento en el proceso de inversión. Por lo consiguiente, al atender a otros objetivos adicionales a la rentabilidad y el riesgo, esto convierte la toma de decisión en un problema en la que son necesarias técnicas de optimización multicriterio.
A pesar de que existen varias metodologías para la toma de decisión multicriterio, desde la perspectiva de la Inversión Sostenible es necesario que cumpla tres características básicas:
Encontrarle sentido a lo que hacemos y tomar las decisiones con coherencia a nuestros principios y singularidades es un ejercicio bastante complicado de afrontar. Si además intentamos aplicar esta forma de proceder en el ámbito de nuestras inversiones nos damos cuenta que existen numerosas dificultades para llevarlo a cabo.
Por suerte, la reciente irrupción de la Inversión de Impacto y de la Inversión Socialmente Responsable ( ISR ), nos está permitiendo que esta tarea sea ahora más cercana que nunca a nuestras posibilidades.
¿Quién no desea que sus inversiones impacten de manera positiva en la sociedad? Y todo ello, claro está, sin perder rentabilidad y con menor riesgo que las inversiones tradicionales.
Encontrarle sentido a lo que hacemos y tomar las decisiones con coherencia a nuestros principios y singularidades es un ejercicio bastante complicado de afrontar. Si además intentamos aplicar esta forma de proceder en el ámbito de nuestras inversiones nos damos cuenta que existen numerosas dificultades para llevarlo a cabo.
Por suerte, la reciente irrupción de la Inversión de Impacto y de la Inversión Socialmente Responsable ( ISR ), nos está permitiendo que esta tarea sea ahora más cercana que nunca a nuestras posibilidades.
¿Quién no desea que sus inversiones impacten de manera positiva en la sociedad? Y todo ello, claro está, sin perder rentabilidad y con menor riesgo que las inversiones tradicionales.
Encontrarle sentido a lo que hacemos y tomar las decisiones con coherencia a nuestros principios y singularidades es un ejercicio bastante complicado de afrontar. Si además intentamos aplicar esta forma de proceder en el ámbito de nuestras inversiones nos damos cuenta que existen numerosas dificultades para llevarlo a cabo.
Por suerte, la reciente irrupción de la Inversión de Impacto y de la Inversión Socialmente Responsable ( ISR ), nos está permitiendo que esta tarea sea ahora más cercana que nunca a nuestras posibilidades.
¿Quién no desea que sus inversiones impacten de manera positiva en la sociedad? Y todo ello, claro está, sin perder rentabilidad y con menor riesgo que las inversiones tradicionales.